jueves, 27 de diciembre de 2012

Ese terrible.


Ese terrible: “te quiero como amigo”

Sin duda es el pretexto más utilizado . Por lo menos de esta parte del mundo, cada vez que una persona intenta ganar los favores del  corazón  de otra y ve que inevitablemente la respuesta a su petición será negativa.
Y como esta frase se usa indiscriminadamente creo que es momento de sospechar y buscar una posible explicación sobre su uso y (abuso) en este siempre intrincado mundo de las lindes sentimentales.
La primera explicación evidente es que esta frase es una respuesta inmediata ante un sentimiento de culpa. El cliché cumple aquí la importante función de sacar de apuros a quien da “la terrible respuesta” que “romperá el corazón” de aquel iluso  que tenía una gran expectativa.
Ese discurso trillado encuentra una segunda explicación en el hecho de que nuestra sociedad, machista hasta el tuétano, ha impuesto moldes, roles y hasta frases pre concebidas que se sueltan inconscientemente en situaciones determinadas. En este contexto se ven obligados a otorgar “una explicación”, una justificación a su negativa con tal de no quedar como una  “mala gente”, “cruel” y “sin corazón” . También se le puede añadir a esta explicación el hecho de que en estos tiempos del consumismo, del 2 x 1, del valor agregado, del 50 % más y las ofertas telefónicas, se ofrezca la “amistad” como el jabón que viene con la pasta de dientes por el mismo precio. Al final, esta postura es reveladora del profundo desprecio que en estos tiempos se tiene hacia la amistad convirtiéndolo en una categoría opcional, de segunda mano, casi como la llanta de repuesto en caso de emergencias.
Indirectamente se le dice a la persona “ya que no puedes tener mi amor, al menos confórmate con mi amistad”. Claro, lo que no se dice es por lo general imposible. Porque la amistad “autentica” ya se ha ejercido con otras personas, con las que hemos compartido experiencias diversas y acciones en común, a las que el tiempo ha consolidado como nuestros “amigos”.
Por lo tanto, decirle a ese caballero “te quiero como amigo” es una farsa más grande que la TORRE DE BABEL, porque las circunstancias evidentes hacen imposible el sano ejercicio de la amistad. En todo caso la solución del dilema de tal magnitud debería ser simplemente: la sinceridad.
En vez de mellar y joder más el concepto de amistad deberían armarse de valor y decir algo así: “te digo que NO, sencillamente porque eres un idiota, porque no me gustas, porque no tenemos nada en común, porque tú eres feo y yo no , etc, etc, etc”.
De esta forma creo que nos evitaríamos más confusiones, y de paso dejamos de menoscabar el valor de la amistad que de por sí ya carga sus propios problemas.

Es una reflexión sobre una realidad cotidiana en el complejo mundo sentimental del hombre...


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